II – VESTIDO DE NOVIA


Viernes, 19 de septiembre 2014, después de celebrar el cumpleaños de Chiara, a Mónica se le ocurre probarse el vestido de novia, porque al día siguiente serìa nuestro 22° aniversario de matrimonio.
“No lo hagas”, le digo en broma: “Bienaventurados serán tus días, si no los haces enojar.”
No recuerdo donde leí esta frase, pero me impactó.
Y después pienso, pero sin decirlo “Sí Mony, porque a cuarenta y seis años, tratar de ponerte un vestido que te hicieron sobre medida cuando tenías veinticuatro, podría de verdad hacer enojar a tus dìas”.
No hay nada que hacer, la decisión ha sido tomada y no se da marcha atrás.
Yo estoy en el piso de abajo, en la sala.
Mónica y Chiara están en nuestra recámara.
Oigo que se ríen porque el cierre de una de las “piezas” del vestido, me parece la pieza de tul que se pone abajo del vestido, no se cierra.
“Luigi, por qué no se cierra la cremallera de la enagua?” me pregunta Mónica con tono irónico. Inmediatamente añade, siempre con ironía “La última vez que me lo probé se cerraba!”.
Mientras tanto, descubro que la “pieza” se llama “enagua”, lo que no es una trivialidad. “Se habrá roto la cremallera”, le contesto sarcástico.
La vestición prosigue y finalmente logra ponerse el vestido, que de todos modos no se cierra completamente.
Copia y pega de lo anterior. “Luigi, por qué no logro abotonarlo? La última vez que me lo probé se abotonaba” me dice.
“Se habrá descosido uno de los botones” le respondo.
En ese momento, lleno de curiosidad, subo a la recámara y reconozco que, aún a distancia de años, el vestido todavía le queda bien.
Lo reconocí sólo dentro de mí, sin decir nada porque, desgraciadamente, siempre he sido avaro con los cumplidos.
El tiempo suficiente de regresar a la sala y oigo carcajadas aún más fuertes y Mónica que le dice a Chiara “Por qué a tí te queda como pintado?”
Sonrío y pienso “Ya compusieron la cremallera y pusieron los botones que faltaban?”.
De inmediato, un velo de tristeza me envuelve y un impulso irrefrenable me lleva de nuevo a la recámara.
Chiara con el vestido blanco…
Hermosa, es màs, hermosísima.
Imprimo esa instantánea en mi mente y balbuceo la primera cosa que me viene a la mente “Te queda muy bien Chiara!
Es un poco corto pero será hermoso cuando te casarás con el vestido de novia de mamá”.
Ella me contesta en broma “Papi, ya entendí el mensaje subliminal. Me lo tendré que pagar yo el vestido, cuando me case!”.
Yo estoy ya en otro lado con la mente porque, siempre cada vez con más frecuencia en los últimos tiempos, cuando pienso en algo hermoso antes de dormirme, sucede que lo sueño durante la noche.
Y entonces, con esa imagen fija en la mente, durante toda la noche no hice otra cosa que acompañarla virtualmente al altar una y otra vez, con la esperanza de poder vivir, aunque sea en sueños, lo que no me será permitido vivir en la realidad.
Esa noche me quedé dormido sereno y, aunque no la soñé, por la mañana me desperté aún más sereno porque esa imagen, además de llevarla en la mente, la guardaré en mi corazón mientras viva.

Ospedale San Raffaele, martes 23 de septiembre 2014.

Abito da sposa